Columna Caída

miércoles, enero 27, 2010 | |

El Efecto Pigmalión


¿INFLUYEN LAS EXPECTATIVAS DE LOS PADRES SOBRE LOS HIJOS?

AUTOR: Pepe López

Cuenta una leyenda mitológica griega que el rey Pigmalión esculpió una estatua con la figura ideal de la mujer. A Pigmalión le gustó tanto su obra que quiso que se convirtiera en un ser real. El deseo fue muy fuerte e hizo todo lo que pudo para conseguirlo. Pidió ayuda a Venus Afrodita, la diosa del amor, la cual colaboró en que su sueño se hiciera realidad. Así nació Galatea, su mujer ideal.

Cuando alguien anticipa un hecho, existen muchas probabilidades de que se cumpla. A este fenómeno en Psicología Social se le llama: “realización automática de las predicciones”; también se le conoce como “El Efecto Pigmalión, o la profecía que se cumple a sí misma”.

Existen muchos estudios de pedagogos y psicólogos que confirman este hecho, entre ellos el de Rosenthal. Éste dio a los profesores de una escuela una relación de alumnos y les dijo que tenían una capacidad superior, sin embargo, todos habían sido elegidos al azar. Este grupo realizó más avance intelectual que el resto. El profesorado esperaba mejores resultados y los tuvieron, con lo que la profecía estaba cumplida.

“El Efecto Pigmalión” requiere de tres aspectos: creer firmemente en un hecho, tener la expectativa de que se va a cumplir y acompañar con mensajes que animen su consecución.

Este fenómeno se da cuando hay relaciones de dependencia entre las personas: padres e hijos, profesores y alumnos... El por qué sucede, estaría relacionado con una energía sutil que las personas somos capaces de enviar a otras; también interviene la que pone en marcha el chico para adaptarse a lo que se espera de él y, así sentirse tenido en cuenta, positiva o negativamente.

Conviene revisar nuestras expectativas, pues, a veces, actuamos de forma contradictoria. Por ejemplo, le decimos al hijo que estudie, pero creemos que no lo hará, dado que lo hemos intentado muchas veces. Ese proceso ha estado salpicado con frases del estilo: “Así no aprobarás; no haces más que ver la televisión”. Sin darnos cuenta, estamos colaborando en que el hijo cumpla lo que pensamos.

Lo que los padres y las madres esperamos de los niños y niñas tiende a cumplirse. Por tanto, necesitamos tener expectativas constructivas que les permitan sacar lo más brillante de ellos mismos y desechar las negativas, pues les llevan a la degradación y a la merma personal.

Fuente


Esto nos quiere decir que en las relaciones que tenemos en nuestra vida diaria, nosotros podemos crear este tipo de predicciones en las personas, pudiendo influenciarlos en su accionar ante las cosas que se enfrentan diariamente. Al momento de estar trabajando, en caso de que usted sea líder en su trabajo, puede presentarsele una situación en la cual usted tenga la responsabilidad de generar este tipo de predicciones en las personas que estén a su cargo. Las expectativas tendrán una realidad y una profecía de autorrealización. Los rumores pueden aceptarse como hechos entre las personas. Esto quita valor al efecto. Las expectativas que nosotros tenemos pueden generar una influencia positiva o negativa en las demás personas. Debemos convertir nuestras expectativas en realidad, eso se logrará teniendo la seguridad de que lo que buscamos será realidad.

Lo que esperamos de los demás se convierte en realidad de lo que recibimos de los demás. Las expectativas de la persona que dirige a un grupo generan una profecía que se auto cumple. Creamos expectativas, las comunicamos verbal y no verbalmente, las personas responden modificando su comportamiento influenciado por nuestras expectativas. La comunicación es primordial para convertir en realidad estas predicciones, una comunicación asertiva, una comunicación comprensible entre ambas personas logrará que se comprenda el mensaje y que se genere de manera sencilla dicha predicción.

Si las expectativas son negativas, los resultados serán conductas negativas, no está prediciendo una conducta negativa, si no que simplemente usted la provocó. El clima emocional que creamos también influye en la comunicación de nuestras expectativas. El tono de voz, la expresión facial, etc. También podemos crear un clima negativo, con expresiones no adecuadas, creando bajas expectativas, usar un tono de voz, expresiones faciales no sutiles pueden generar un impacto negativo en las personas.

Podemos mejorar el comportamiento y rendimiento de los demás asignando tareas que sabemos harán a las personas dar el máximo, así ellos sabrán que deben dar el esfuerzo para sacar adelante el reto. El tipo de retroalimentación, darle a la persona las alternativas en las cuales podrán ellos brillar más ante nosotros. Si los demás no entienden nuestra retroalimentación se tomará por las personas como bajas expectativas.

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